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lunes, 11 de agosto de 2014

El pavo inductivista de Russell

¿Qué significa "inducir" algo? ¿Qué validez científica tienen las inducciones? ¿Qué problemas pueden surgir cuando inferimos un determinado hecho de un modo inductivo?
 
En nuestra vida cotidiana la inducción es una herramienta tremendamente útil, motivo por el cual la utilizamos con bastante frecuencia. Así, por ejemplo, esperamos el autobús urbano a las 9 de la mañana porque desde hace meses es la hora a la que "suele" pasar y, por supuesto, cogemos el paraguas cuando observamos un día gris y amenazador porque intuimos -o acaso inducimos- que puede caernos un chaparrón. Según la RAE "inducir" consiste en "extraer, a partir de determinadas observaciones o experiencias particulares, el principio general que en ellas está implícito". De este modo, en nuestra mente solemos formular los siguientes enunciados útiles:
- "Hasta la fecha el autobús siempre ha pasado a las 9.00, luego mañana también lo hará".
- "Siempre que he visto nubarrones negros ha terminado lloviendo, por lo que dentro de un rato lloverá".
o por ejemplo,
 
- "He visto mil cisnes en mi vida y absolutamente todos eran negros, luego todos los cisnes del mundo son negros".
 
Pero cuidado, la inducción no es ni mucho menos un método infalible. Hume planteó los problemas que acarreaba este modo de proceder allá por el siglo XVIII, algunos años más tarde -y esto es pura coincidencia- de que Willem de Vlamingh hallase los primeros cisnes negros en Australia (1697). Así surgió lo que se conoce como "problema de la inducción".
Durante el siglo XX Bertrand Russell empleó para explicarlo un ejemplo ya célebre:

"Este pavo descubrió que, en su primera mañana en la granja avícola, comía a las 9 de la mañana. Sin embargo, siendo como era un buen inductivista, no sacó conclusiones precipitadas. Esperó hasta que recogió una gran cantidad de observaciones del hecho de que comía a las 9 de la mañana e hizo estas observaciones en una gran variedad de circunstancias, en miércoles y en jueves, en días fríos y calurosos, en días lluviosos y en días soleados. Cada día añadía un nuevo enunciado observacional a su lista. Por último, su conciencia inductivista se sintió satisfecha y efectuó una inferencia inductiva para concluir: “Siempre como a las 9 de la mañana”. Pero ¡ay! Se demostró de manera indudable que esta conclusión era falsa cuando, la víspera de Navidad, en vez de darle la comida, le cortaron el cuello. Una inferencia inductiva con premisas verdaderas ha llevado a una conclusión falsa." (Bertrand Russell)
 
Como teoría de andar por casa no presenta problema alguno, como mucho nos arriesgamos a perder el autobús o a cargar con un paraguas en vano, pero como método científico la inducción es un asunto que nos puede hacer perder la cabeza.
 

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