No cabe duda de que el pensamiento marxista constituye una de las claves fundamentales si pretendemos interpretar correctamente el desarrollo de los siglos XIX y XX; sus ideas sobre el proletariado y la sociedad de clases han marcado -y aún marcan- algunos de los análisis que se han llevado a cabo respecto al sistema capitalista.
Pero... ¿hasta dónde llega esa influencia?, ¿qué ámbitos abarca? Hoy podemos sostener sin temor a equivocarnos que algunas de las ideas de Marx (1818-1883) han traspasado todas las fronteras culturales. Es entonces cuando surge la siguiente pregunta: ¿En qué medida podemos afirmar que una película de Dreamworks contiene implícito un mensaje marxista? En la película Antz (Hormigas) el guión mantiene en todo momento un evidente acento marxista. Para comprobarlo nada mejor que comparar un texto del pensador alemán con un fragmento de esta cinta de animación:
"¿En qué consiste, entonces, la enajenación del trabajo? Primeramente en que el trabajo es externo al trabajador, es decir, no pertenece a su ser; en que en su trabajo, el trabajador no se afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla una libre energía física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Por eso el trabajador sólo se siente en sí fuera del trabajo, y en el trabajo fuera de sí. Está en lo suyo cuando no trabaja y cuando trabaja no está en lo suyo. Su trabajo no es, así, voluntario, sino forzado, trabajo forzado. Por eso no es la satisfacción de una necesidad, sino solamente un medio para satisfacer las necesidades fuera del trabajo. Su carácter extraño se evidencia claramente en el hecho de que tan pronto como no existe una coacción física o de cualquier otro tipo se huye del trabajo como de la peste. El trabajo externo, el trabajo en que el hombre se enajena, es un trabajo de autosacrificio, de ascetismo. En último término, para el trabajador se muestra la exterioridad del trabajo en que éste no es suyo, sino de otro, en que no le pertenece; en que cuando está en él no se pertenece a sí mismo, sino a otro. Así como en la religión la actividad propia de la fantasía humana, de la mente y del corazón humanos, actúa sobre el individuo independientemente de él, es decir, como una actividad extraña, divina o diabólica, así también la actividad del trabajador no es su propia actividad. Pertenece a otro, es la pérdida de sí mismo"
(K. Marx, Manuscritos: Economía y filosofía. Trad. de F. Rubio. Alianza, Madrid, 1986, p. 108).
Durante el siguiente corte de Antz encontraréis expresiones como "opresión del sistema", "trabajo", "superorganismo", "superorganización", "los obreros controlamos los medios de producción" o "revolución". En otras palabras, un guión digno de haber aparecido en su obra cumbre: El capital.
N.B.: Conviene aclarar que exponer las ideas del pensamiento marxista no implica apología del mismo, sino un análisis actual sobre uno de los filósofos fundamentales del siglo XIX.
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