El primatólogo Pablo Herreros publica este artículo en el periódico El mundo sobre la capacidad no humana para construir lenguajes y comunicarse.
¿Hablan los monos?
Sábado, 12 de julio 2014
Un gesto de afecto entre chimpancés. | Catherine
Hobaiter
En el siglo VII a.c., el Faraón egipcio Psamético I, para conocer cuál
era el lenguaje más antiguo del mundo, encerró a dos recién nacidos en una cueva
con un pastor quien debía darles de comer y beber pero no tenía permitido
hablarles. Tras dos años de aislamiento, los niños un día pronunciaron un sonido
similar a una palabra en un arcaico idioma llamado frigio, que significa pan.
Aunque probablemente era una imitación del balar de las ovejas, la conclusión
del Faraón fue que éste era el idioma original a partir del cual se
desarrollaron luego todos los demás.
Han pasado muchos siglos desde aquel cruel experimento, pero los humanos aún
continuamos haciéndonos preguntas sobre la naturaleza de algo tan nuestro, como
es el habla y el lenguaje. El habla sí es exclusivamente humano porque se trata
de usar ciertas partes de nuestra anatomía para emitir unos sonidos a los que
les hemos adjudicado un significado cuando unimos varios. Cuando se han enseñado
a hablar con palabras a chimpancés los resultados han sido desastrosos y apenas
se les entiende.
Desde entonces muchos han sido los detractores de la existencia de un
verdadero lenguaje en animales, como el famoso Noam Chomsky, quien se opuso a
aceptarlo en los años 50 del siglo pasado por primera vez. Pero año tras año,
sus teorías se han derrumbado por las evidencias. Porque el lenguaje, que es la
capacidad que subyace al habla, es decir, un sistema de comunicación, dotado
entre otros elementos de una gramática, sí ha sido hallado en otros animales.
Por ejemplo, los delfines entienden la diferencia entre decir "lleva a Pedro a
la piedra" y "lleva a la piedra a Pedro". Ambas frases contienen las mismas
palabras pero el orden convierten el significado final en algo el completamente
diferente.
También algunas aves parecen poseer una capacidad gramatical. Las canciones
de las aves son similares al lenguaje humano, en lo que respecta a los
elementos empleados y su complejidad. Por ejemplo, ambos usamos cadenas de
sílabas en nuestros sistemas de comunicación. Hasta hace poco se pensaba que el
orden empleado por las aves era algo aleatorio, del cual no extraían ninguna
información.
Kentaro Abe y Dai Watanabe, de la Universidad de Kyoto, han probado la
existencia de normas gramaticales en los pinzones de Bengala. Tras manipular
varias melodías para desordenar sílabas, los pinzones sólo contestaron a la
versión inalterada, denominada SEQ2 porque era la única que los pájaros
consideraron construida de una manera "aceptable", según su sistema de
comunicación.
Pero los resultados más asombrosos provienen de los grandes simios que han
aprendido el lenguaje de signos de una manera natural, mediante la observación
de otros. En una ocasión entrevisté en la Fundación Mona a la pareja de
psicólogos, Deborah Fouts y Roger Fouts, del Instituto de Comunicación entre
Humanos y Chimpancés de la Universidad Central de Washington, quienes llevan
trabajando más de cuarenta años con grandes simios que hablan mediante el
lenguaje de signos aprendido de esta forma. Los Fouts aseguran que estos
primates hablan solos, inventan palabras nuevas, mienten, realizan signos
mientras sueñan y aprenden unos de otros. Evidencias todas ellas
fascinantes.
Otra de las características para considerarlo un sistema de comunicación
complejo como el nuestros es que haya intencionalidad en el emisor de transmitir
un mensaje al receptor. Esta semana se
ha publicado una investigación llevada a cabo por Catherine Hobaiter, de la
Universidad de St. Andrews en Escocia, en la que se han podido descifrar y
traducir algunos de los misterios del lenguaje de los chimpancés salvajes.
Afirman que usan 19 mensajes específicos, con un vocabulario de 66 gestos que
utilizan para mandar información concreta de una manera intencional.
Por ejemplo, como haría un joven chulo ante la presencia de una joven
atractiva o un adolescente con una margarita, los machos deshojan pequeñas ramas
mientras dirigen su mirada a la hembra deseada para decir: "ven y liga conmigo".
También muestran una parte concreta de su cuerpo para transmitir "acicálame o
hazme grooming aquí" o mostrar la planta del pie para pedir que se
suban a la espalda.
El lenguaje, hablado o no, ya sea vocal o gestual, es una capacidad que nos
ayuda a comunicarnos con nuestros congéneres con mayor precisión. La lógica
evolutiva nos dice que una ventaja tan adaptativa no aparece de la nada de un
día para otro en las especies. Por fuerza, mecanismos tan complejos deben hundir
sus raíces más atrás en el tiempo, cuando aún no habían surgido los primeros
homínidos en el Planeta Tierra. Esto nos obliga una vez más a, bien redefinir lo
que es el lenguaje, o mejor aún, ofrecer una explicación alternativa de lo que
es ser un humano.
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