La filosofía ha muerto, descanse en paz. La nueva Ley de Educación (LOMCE) ha terminado por ridiculizar el papel de la filosofía en los planes de estudio, condenándola a un rincón residual fuera de los programas académicos. Ayer algunos profesores del área se reunieron para darle un último adiós. Más información sobre el sepelio en el siguiente artículo de +El Correo de Andalucía (14/09/14):
Profesores de Filosofía escenifican en la Plaza Nueva la muerte de la asignatura
Consideran que la Ley Wert supone la práctica «extinción» de la materia y causa el «empobrecimiento» del alumnado de Secundaria.
La lucha de las humanidades por sobrevivir –y además, lo más dignamente posible– al empuje de las materias más técnicas en el diseño de la enseñanza reglada no es un empeño reciente, sino de décadas, aunque este fin de semana se haya reactivado en Sevilla. Ha sucedido con ocasión de un encuentro de filósofos que insiste en alertar a la opinión pública sobre los riesgos que conlleva la actual planificación de contenidos educativos para la supervivencia de la asignatura que ellos encarnan. Y para ello, además de reunirse a hablar de ese estado de crisis, han salido a la calle a llamar la atención escenificando anoche, en plena Plaza Nueva, la defunción de la Filosofía y el pertinente duelo de sus allegados.
Esta performance tuvo, como se ha dicho, un origen académico, pero sobre todo un desenlace educativo. Este fin de semana, en la Casa de la Provincia de Sevilla –Plaza del Triunfo–, se está celebrando el X Congreso de la Asociación Andaluza de Filosofía, con el lema Filosofía en tiempos de crisis. En él se cuenta con las ponencias de Antonio Escohotado, Manuel Barrios, Rosa María Rodríguez, Luis Salvador y José María Rodríguez, entre otros participantes. Los filósofos y profesionales de otras especialidades se han dado cita para algo tan ambiguo como esperanzador, teniendo en cuenta que se trata de filósofos: ejercer una reflexión sobre la crisis global, así como de la crisis de la propia Filosofía que se ve concretada en España en la nueva ley educativa: la LOMCE. Debido a ello, los congregados se citaron a las nueve de la noche en la Plaza Nueva para escenificar el duelo por la muerte de esta rama del conocimiento, con velas y hasta con un simulacro de lápida sepulcral.
Con la aprobación y paulatina aplicación de la LOMCE, la Filosofía –en mayúsculas, entendida como disciplina y asignatura– está casi en extinción en los planes de estudio de la ESO y el Bachillerato en España. Concretamente – he ahí la queja esencial de los congregados–, se suprimen la Educación para la ciudadanía y Derechos Humanos en 3º de la ESO y la Educación Ético-Cívica de 4º de ESO como materias obligatorias. Existe, comentaban ayer, una propuesta «aún no concretada» de mantener algún contenido en la parte autonómica del currículum.
Por otra parte, la Historia de la Filosofía que se imparte en segundo de Bachillerato deja de ser obligatoria para pasar a ser una materia de modalidad optativa en el Bachillerato de Humanidades y Ciencias Sociales, de libre elección junto con Economía o Latín o bien una materia específica, es decir, optativa en el resto de las modalidades al mismo nivel que Religión.
Esto supondrá, calculan los que imparten estos contenidos, «la desaparición de casi la mitad de las horas de materias filosóficas del currículo y un empobrecimiento de la formación del alumnado» ya que la única materia obligatoria que deja ésta nueva ley es la Filosofía de 1º de Bachillerato, que queda pues sin continuidad. Todo ello, decían ayer, «burla las recomendaciones de la Unesco que repetidamente ha pedido a sus miembros potenciar la formación filosófica de los jóvenes».
Anoche, uno de los reunidos en el funeral virtual de la Plaza Nueva decía temerse lo peor. «Esto es un acto de protesta contra la Ley Wert, que destroza la Filosofía en la Enseñanza Secundaria y en Bachillerato», afirmaba Antonio de Lara. Él es profesor en el instituto de Ciudad Jardín, y no se consuela: «Conseguimos que la Filosofía fuese una materia separada de la Religión, y ahora el ministro restaura la antigua alternativa, que es un desastre. Además, suprime Educación para la Ciudadanía y casi desaparece la Historia de la Filosofía, que queda como una asignatura marginal». Su desconsuelo: «Los jóvenes no conocerán a Platón, ni a Aristóteles, ni a Descartes… Una tragedia».
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