La escritora Almudena Grandes analiza en su columna de los viernes (+Cadena SER) los dramáticos sucesos acontecidos en el semanario francés Charlie Hebdo. Frente a soluciones coercitivas o restrictivas, propone la pedagogía y el pensamiento como única salida duradera ante el fanatismo de cualquier orden:
Almudena Grandes Madrid 09/01/2015
La realidad no suele ser hermosa, pero nunca es tan fea como cuando refleja nuestros temores. Ese espejo perverso ha ensangrentado el comienzo de 2015, doce cadáveres, once heridos por el delito de pensar y expresar lo que piensan. Todas las víctimas de atentados terroristas son igual de dolorosas, porque sus muertes son gratuitas y los seres humanos no poseemos nada más valioso que la vida. Pero los muertos del “Charlie Hebdo” merecen un homenaje que vaya más allá de las banderas y los himnos. Todos, y sobre todo los europeos, deberíamos dedicarnos a pensar, a expresar lo que pensamos, en su honor.
En sus acciones, la violencia yihadista es idéntica a la que pueda ejercer cualquier otro movimiento terrorista. Sus orígenes, su desarrollo y sus fines son sin embargo específicos, y específica debería ser la forma de combatirlos. Por supuesto, la pedagogía es la mejor respuesta. Por supuesto también, sus efectos requieren un plazo tan largo, que insistir en ella es lo mismo que brindar al sol. Aun así, en la UE nadie habla de pedagogía, sino de seguridad. Más controles en aeropuertos, estaciones, edificios, más oportunidades para que los europeos de origen árabe o africano se sientan discriminados, más facilidades para quienes reclutan yihadistas en Europa, más votantes para la extrema derecha xenófoba, y vuelta a empezar hasta que mueran otros tantos, en cualquier sitio. Así, quienes han muerto por pensar, y expresar lo que piensan, nunca dejarán de seguir muriendo. El mejor homenaje que podemos hacerles es romper de una vez los círculos viciosos.
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