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lunes, 2 de febrero de 2015

La admiración como principio

Durante más de veintisiete siglos la Historia de la Filosofía nos ha ido brindando una serie de fragmentos literarios que se antojan imprescindibles en cualquier biblioteca. Bajo la etiqueta "Textos básicos" iremos reuniendo algunos de los parágrafos más destacados de la vetusta disciplina:
 
"Los hombres comienzan y comenzaron siempre a filosofar motivados por la admiración; al principio, admirados ante los fenómenos sorprendentes más comunes; luego, avanzando poco a poco y planteándose problemas mayores, como los cambios de la Luna y los relativos al Sol y a las estrellas, y la generación del universo. Pero el que se plantea un problema o se admira, reconoce su ignorancia (por eso también el que ama los mitos es en cierto modo filósofo; pues el mito se compone de elementos maravillosos). De suerte que, si filosofaron para huir de la ignorancia, es claro que buscaban el saber en vista del conocimiento, y no por alguna utilidad. Y así lo atestigua lo ocurrido. Pues esta disciplina comenzó a buscarse cuando ya existían todas las cosas necesarias y las relativas al descanso y al ornato de la vida. Es, pues, evidente que no la buscamos por ninguna otra utilidad, sino que, así como llamamos hombre libre al que es para sí mismo y no para otro, así consideramos a ésta como la única ciencia libre, puesto que esta sola es para sí misma"
(Aristóteles, Metafísica

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