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jueves, 20 de agosto de 2015

Contexto cartesiano

Contexto histórico, sociocultural y filosófico de Descartes

Descartes nace el 31 de Marzo de 1596 en la pequeña ciudad de La Haya (Turaine, Francia). Su madre muere tan solo un año después. Su padre, consejero del Rey en el Parlamento de la Bretaña, le envía en 1604 al colegio de La Flèche, dirigido por los jesuitas.
Allí permanecerá durante aproximadamente nueve años, destacando en matemáticas y latín. La educación en la Flèche le proporcionó, mediante los cinco primeros cursos, una sólida introducción a la cultura clásica, habiendo aprendido latín y griego en la lectura de autores como Cicerón, Horacio y Virgilio, por un lado, y Homero, Píndaro y Platón, por el otro. El resto de la enseñanza se basada principalmente en textos filosóficos de Aristóteles (Organon, Metafísica, Ética a Nicómaco), acompañados por comentarios de jesuitas (Suárez, Fonseca y quizá Vitoria). El plan de estudios incluía también una introducción a las matemáticas (Clavius), tanto puras como aplicadas: astronomía, música, arquitectura
En 1616 Descartes obtiene la Licenciatura en Derecho en Poitiers. Dos años más tarde, ya en Holanda, se alistará en el ejército del príncipe Mauricio de Nassau, que dirige la rebelión contra las tropas españolas. Con el comienzo de la Guerra de los Treinta Años (1619), se alista en las tropas católicas del duque de Baviera, que combaten contra el rey de Bohemia. En 1621 abandona el ejército y durante cuatro años se dedica a viajar por Polonia, Holanda, Italia y Francia.
En Holanda continúa con  sus investigaciones en mecánica y fisiología e inventa la geometría analítica (Geometría se publicará en 1637). En 1633, a raíz de la condena de Galileo por el Santo Oficio, suspende por precaución la publicación de su obra Tratado del mundo. En 1637 publica, en francés,  como prefacio a su Dióptrica, el Discurso del método para conducir la razón y buscar la verdad en las ciencias. Este pequeño tratado, conocido como Discurso del Método, se convertirá en su obra más célebre.
En 1640 termina de redactar sus Meditationes de prima philosophia (Meditaciones Metafísicas, traducidas al francés en 1647). La importancia de esta obra queda patente en la afirmación del propio Descartes de que las Meditaciones contienen la base sobre la que reposa todo el edificio científico. En 1647 publica los Principios de Filosofía, y en 1649 el Tratado de las pasiones.
Mientras tanto, Holanda ha dejado de ser su refugio ideal. El senado de Utrech condena al cartesiano Regius y, en consecuencia, la filosofía cartesiana. La Universidad de Leyde acusa a Descartes de blasfemo. Por estas razones, Descartes acepta la invitación de la reina Cristina de Suecia, que deseaba ser instruida en su filosofía. En octubre de 1649 llega a Estocolmo, pero pronto el frío invierno y la intempestiva hora de las clases debilitan su salud (Descartes tenía que acudir a las cinco de la mañana a la biblioteca de la reina; además estaba acostumbrado a pasar mucho tiempo en la cama entregado a sus reflexiones). Un ataque de fiebre acaba con su vida el 11 de febrero de 1650.


Contexto histórico
El siglo XVII es un período de crisis en Europa: crisis social, política y religiosa. A nivel político cabe destacar la consolidación de los estados modernos, sus afanes imperialistas en el nuevo continente americano y la lucha por la hegemonía entre Francia, España, Holanda e Inglaterra, que provocaron grandes enfrentamientos entre ellos. Algunos de los cuales ligados íntimamente a las guerras religiosas que azotan Europa. Una buena parte de la vida de Descartes coincide con la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) entre los estados católicos, principalmente la Corona española, y protestantes del imperio alemán al que se añadieron otros países europeos como Suecia, Francia o Bohemia. Esta guerra concluye con la Paz de Westfalia (1648), pero dejo muchas heridas abiertas. La brutalidad de la guerra (masacres en aldeas y ciudades, hambre, epidemias, odio religioso y político...) golpea la conciencia de algunos intelectuales, que se preguntan cómo ciudadanos europeos, aparentemente civilizados, pueden mostrar tanta falta de racionalidad. El intento de alcanzar una ética racional, válida para todos, por encima de sentimientos religiosos, se perfila como una de las tareas más acuciantes. El proyecto cartesiano está presidido por esta idea, aunque Descartes morirá antes de trazar una ética racional.
Francia, al igual que el resto de las grandes naciones europeas de la época, se organiza como una Monarquía Absoluta, que llegará a su apogeo con Luis XIV y la identificación entre el monarca y el estado.

Contexto Cultural
Es ya tópica la afirmación de que el pensamiento cartesiano es el pórtico de la “filosofía moderna”. Descartes inaugura la actitud filosófica que, en su raíz recibe el nombre de Idealismo. Desde entonces el idealismo domina todo el pensamiento moderno. El impulso y la dirección dados por Descartes a la filosofía llenan tres siglos de pensar humano.
Pero la afirmación de que Descartes inaugura la Filosofía Moderna lleva consigo la de que Descartes acaba con la filosofía anterior, la escolástica.
Descartes rompe con el aristotelismo y con el escolasticismo; su filosofía no se basa en demostrar verdades, sino en descubrirlas. Lo que significa un cambio de mentalidad, por cierto, necesario.
Entre Descartes y la escolástica hay un hecho cultural de importancia indudable: el Renacimiento. Este hecho explica el cambio de mentalidad. La Edad Media no ha sido como muchos creen, una época bárbara y oscura. En el juicio vulgar sobre ese periodo hay un error de perspectiva que proviene de la gran fogata del Renacimiento, que ciega y deslumbra impidiendo ver bien lo que queda allende la llamarada. El Renacimiento es una época de grandes novedades que van a provocar la crisis del Barroco
El Barroco culturalmente se define como la época en que las convicciones vitales de los siglos anteriores se resquebrajan. El quebramiento de la unidad religiosa por las reformas luterana, calvinista y anglicana, el descubrimiento del nuevo continente y su influencia en la concepción de la Tierra, la nueva concepción del Sistema Solar, la admiración por el arte, la vida y la filosofía de los antiguos. Los intentos reiterados de desenvolver una sensibilidad nueva en la producción artística, poética, científica, son otros tantos síntomas inequívocos de la gran crisis por la que atraviesa la cultura europea. El Renacimiento se presenta, pues, primero como un acto de negación; es la ruptura con el pasado, es la crítica implacable de las creencias sobre las que la humanidad venía viviendo. Pero esa negación borró de un plumazo las sólidas creencias arraigadas en la mentalidad humana de la época. Sólo provocó una enorme crisis, una desorientación que hace que Descartes rompa literalmente con el pasado. Por eso la necesidad del método, de un modo de conocer que nos asegure la verdad del conocimiento.  

Contexto filosófico
La pérdida de autoridad de Aristóteles y de la Biblia, y la situación de crisis llevaron a la filosofía a centrar sus interés en el conocimiento. El problema del método pasa al primer plano, ya que investiga sobre los conocimientos verdaderos. Se proponen soluciones que dieron lugar a tres líneas de pensamientos: el racionalismo (Descartes), el empirismo y el escepticismo.
El escepticismo sostuvo la imposibilidad de encontrar nuevos referentes sólidos para alcanzar la verdad. Michel de Montaigne, fue el representante en Francia, del que Descartes copia expresiones literales y las añade en la “Segunda Parte” del Discurso del método. La estrategia cartesiana empezará por vencer el escepticismo con sus propias armas, transformando la duda escéptica en metódica.
Con lo matemático como modelo y frente al escepticismo, Descartes afronta un proyecto metodológico que le permita superar la crisis.
El modelo de Francis Bacon pretende conseguir una inducción para establecer una afirmación universal. Al científico le interesa conocer y expresar en leyes las propiedades físicas de los cuerpos. El método para hallar dichas leyes es la realización de tablas en las que se anota la presencia, ausencia y el grado de frecuencia de un fenómeno. Pero este método se aleja del cartesiano.
El método resolutivo-compositivo de Galileo permite expresar los fenómenos en lenguaje matemático. Galileo defiende que la naturaleza está “escrita” en lenguaje matemático, por lo que su conocimiento sólo será posible descifrando sus relaciones y expresándolas en fórmulas. Para ello propone tres pasos: resolución, composición y resolución experimental. El mundo físico de Descartes también será un mundo matematizado. Asimismo resolución y composición estarán presentes en el análisis y la síntesis del método cartesiano.

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